A veces no puedo evitar mirar atrás
como si mis recuerdos fueran
el libro de referencia para medir el presente
o un oportuno taco para equilibrar
la mesa sobre la que descansan mis espectativas.
Más de una vez miro atrás y recuerdo.
Recuerdo tener sueños tontos,
un tenue brillo en los ojos y una total falta de aliento...
no por ejercicio ni excitacion,
sino mas bien por el asma, que empeoraba con la humedad.
Recuerdo la lluvia. Recuerdo cielos plomizos
que cumplian sus amenazas de tormenta
semana tras semana, a veces durante meses.
Tanto que nunca me molesté en aprender a nadar
porque siempre sentí que no seria